EL LADRÓN DE ALMAS
Tan sólo oir hablar de él produce pavor, cómo no, pues su rostro es tan pálido que parece un fantasma, si no lo es ya claro, y tiene un semblante totalmente inexpresivo.
Lo que más destaca en él son sus ojos, oh sus ojos, azules y fríos como un témpano de hielo encajados en las hundidas cuencas de su cara.
Los dientes, ocultos tras la fina línea de sus labios, son puntiagudos como agujas de coser, si se lo propusiera podría arrancarte el brazo de un solo mordisco.
Es alto y extremadamente delgado, se le notan todos los huesos, en especial los de las manos, que también pueden llamarse garras, pues tiene los dedos tan largos y afilados como un cuchillo.
Viste con una gabardina negra que le llega hasta los pies para esconderse entre las sombras y atacar a cualquiera que tenga la imprudencia de salir por la noche, pues se acerca, te coloca una mano sobre el corazón y te roba el alma, dejando solamente tu cuerpo sobre el frío arcen.
Muchos dicen que es Lucifer, otros que es un fantasma que vaga por las calles de la ciudad alimentandose de almas, pero nadie que se halla cruzado en su camino ha sobrevivido, y yo sólo sé que lo tengo delante...
Lydia
Aunque no lo parezca en el folio ocupaba bastante más. Espero que os guste. :)